PÉRDIDAS HUMANAS
La Guerra
Civil Española comenzó el 17 de julio de 1936 y terminó el 1 abril de 1939.
“En el día de hoy, cautivo y
desarmado el ejército rojo, han alcanzado las tropas Nacionales sus últimos
objetivos militares. La guerra ha terminado. Burgos 1º de abril de 1939. Año de
la Victoria. El Generalísimo Franco”.
Así rezaba
el texto de la copia mecanografiada que fue llevaba por el teniente coronel
Barroso a los locales de Radio Nacional de Burgos y leída para toda España por
el locutor Fernando Fernández de Córdoba, a las diez y media del citado día.
El drama
nacional había concluido para algunos pero continuaría para muchos miles de
españoles que se encontraban fuera del suelo patrio al haber elegido y podido
alcanzar el camino del exilio y, al tiempo, se iniciaba otro momento dramático
para aquellos que aún hubieron de sufrir la posterior represión inherente a
cualquier guerra civil. A partir de siguiente día 2 de abril, todas las noches,
a la misma hora que habitualmente y durante el período bélico desde la zona
nacional se emitía el parte oficial de guerra, Radio Nacional repetía la
siguiente consigna, conocida como la “de las tres alertas”:
“Españoles, ¡alerta! La paz no es un
reposo cómodo y cobarde frente a la Historia. La sangre de los que cayeron por
la Patria no consiente el olvido, la esterilidad ni la traición. Españoles,
¡alerta!
Todas las viejas banderas de partido
o de secta han terminado para siempre. La rectitud de la justicia no se
doblegará jamás ante los privilegios ni ante la criminal rebeldía. El amor y la
espada mantendrán con la unidad de mando victoriosa la eterna unidad de España.
¡Españoles, alerta! España sigue en
pie de guerra contra todo enemigo del interior o del exterior, perpetuamente
fiel a sus caídos. España, con el favor de Dios, sigue en marcha. Una, grande,
libre, hacia su irrenunciable destino. ¡Arriba España! ¡Viva España!”.
Al
confirmarse la victoria franquista, algunos telegramas significativos son
recibidos en el Palacio de la Isla, donde seguía instalado el Cuartel General
de Franco. El primero de ellos procedía del Vaticano, con el que Pío XII
bendecía la victoria franquista.
La
unificación de todo el territorio nacional, tras la desaparición de los frentes
de lucha, dio lugar a un enorme movimiento humano ya que millares de ciudadanos
se encaminaron hacia el reencuentro con aquellos seres queridos que la guerra
había separado. Cualquier medio de transporte era utilizado para tal fin,
mientras que las tropas vencedoras desfilaban victoriosas al tiempo que
caravanas de derrotados, se encaminaban hacia los campos de concentración. La
paz no siguió a la guerra. Su continuación fue, realmente, la posguerra.
Mucho se ha
escrito sobre las consecuencias de la guerra civil, tanto en el aspecto
material como en el que es más importante, el humano. Difícilmente podrán
conciliarse las estadísticas vertidas por numerosos historiadores sobre las
víctimas debidas a la contienda bélica.
Los datos
proporcionados por todos y cada uno de los estudiosos del tema son
escalofriantes. Prueba de ellos son las cifras que seguidamente se mostrarán.
La intención
no es entrar en disquisiciones sobre el posible número de víctimas producidas
como consecuencia de la guerra civil española y la inmediata posguerra, a
través de las acciones de represalia, ejecuciones o enfermedades. Se limitará a
dejar constancia en este trabajo de las opiniones de los diferentes
historiadores y demógrafos que han ahondado en el análisis de las bajas humanas
que dejó tras de sí la guerra civil.
Pierre Vilar afirma que las pérdidas de la
población española, incluyendo no sólo las víctimas de los combates y bombardeos
sino también las producidas por la represión posterior y las enfermedades, se
encuentran en orden a las 560.000 personas.
Según Ramón Salas Larrazábal, el número de
víctimas de situaría en unas 625.000 personas, incluyendo en orden a 25.000 los
extranjeros muertos en las filas de ambos contendientes, y que descompone así:
-
En
operaciones durante la guerra civil: 145.000
-
Civiles
víctimas de la guerra: 15.000
-
Ejecuciones
y homicidios en zona nacional: 57.808
-
En
la segunda guerra mundial y maquis en suelo español: 10.000
-
Sobre
mortalidad a consecuencia de enfermedades: 324.000
-
TOTAL: 624.145
Según
apreciaciones de Jesús Villar Salinas,
la pérdida en la población española durante la guerra civil “… fue de 859,418 individuos, de los que
612.850 no llegaron a nacer y 246.580 murieron prematuramente. De estos
últimos, 171.731 serían víctimas de la guerra y 72.837 de las enfermedades y
calamidades que la acompañaron”.
El
historiador norteamericano Gabriel
Jackson establece el siguiente recuento:
-
Muertos
en los campos de batalla: 100.000
-
Por
incursiones aéreas: 10.000
-
Por
enfermedades y desnutrición: 50.000
-
Por
represalias políticas durante la guerra en ambas zonas: 222.000
-
TOTAL: 382.000
Hugh Thomas cifra las posibles bajas por muerte
violenta durante la contienda civil en unas 400.000 personas.
Carme Molinero y Pere Ysàs hablan de que las “víctimas
mortales imputables a la guerra civil, por todos los conceptos –combates,
bombardeos, violencia política, sobre mortalidad natural-, debería situarse en
torno a las 600.000, a las que habría que añadir las víctimas de la feroz
represión franquista de los primeros años de la posguerra”.
Y por
último, el profesor Jordi Nadal dice
que las verdaderas víctimas de la contienda no fueron los que murieron en ella
sino los que por ella dejaron o han dejado de nacer, evaluando estas pérdidas
en unas 600.000 o 700.000 personas.
Concretando
en la provincia de Alicante y siguiendo a Salas
Larrazábal se cifran en 2.325 las muertes producidas en acciones de guerra,
que unidas a las 1.571 ejecuciones y homicidios que tuvieron lugar en la zona
controlada por el Gobierno y las 334, por el mismo motivo, en la zona nacional,
dan un total de víctimas de 4.230 además de las producidas por enfermedades.
Algo más
dispares son las cifras contabilizadas por Roque
Moreno Fonseret en estudios más modernos y que incluyendo tanto las muertes
directamente motivadas por la contienda como las imputadas a la represión posterior
sobre la población civil, las sitúa en 16.000 muertos, de los que algo más de
10.000 corresponden al conlicto bélico.
No hay comentarios:
Publicar un comentario